Publicación: Consideraciones acerca de la depreciación del tipo de cambio en los últimos años y aproximaciones a su impacto regional
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La tasa de cambio es una variable macroeconómica fundamental. En la medida en que en países como Colombia la mayor parte de los acervos financieros están denominados en moneda local, la tasa de cambio nominal determina la valoración de estos acervos dentro de los portafolios de los inversionistas que actúan a escala global. Esto es particularmente importante para economías integradas financieramente con el resto del mundo, donde los movimientos de esta variable determinan cambios en el nivel de riqueza de los agentes con operaciones en múltiples monedas. Esto hace, a su vez, que las expectativas de movimientos futuros de la tasa de cambio estén relacionadas con el precio de diversos activos locales. Aunque los agentes de economías como la colombiana tienen mayoritariamente sus activos y pasivos denominados en moneda local, usualmente existen actores importantes con pasivos en moneda extranjera y no necesariamente tienen ingresos en la divisa en que tienen esos pasivos. En estos casos, los movimientos del tipo de cambio influyen en la riqueza neta de este tipo de agentes, lo que se conoce como “efectos de hoja de balance”. La tasa de cambio real es el precio relativo entre los bienes que son transados internacionalmente y los que no lo son. Sus movimientos afectan el nivel y composición del consumo e inversión privados, y la asignación de los factores productivos. Así mismo, el nivel de la tasa de cambio real puede impactar la demanda del resto del mundo por productos y servicios producidos internamente. En presencia de precios y salarios poco flexibles en el corto plazo, los movimientos cambiarios afectan el nivel de precios, producen cambios en la distribución de los flujos de ingreso y generan distintos tipos de efectos en el nivel de producción y de empleo. En países como Colombia, donde el sector público es dueño de empresas que producen bienes transables y mantiene un importante nivel de pasivos en moneda extranjera, los movimientos en la tasa de cambio afectan de diversas formas el balance fiscal, la deuda pública y, con ellos, la sostenibilidad de las finanzas públicas. Los diversos efectos de los movimientos cambiarios en las economías nacionales se reflejan en el desempeño de los territorios. De hecho, la composición de la producción entre bienes transables y no transables a nivel regional dista de ser homogénea. Así mismo, otros flujos cuya valoración depende de la tasa de cambio, como las remesas de trabajadores o los pagos de intereses de deuda externa tampoco son homogéneos en el territorio. Finalmente, las estructuras de balance de agentes económicos importantes también pueden diferir entre distintas regiones. Estas consideraciones cobran importancia en coyunturas como la que está experimentando la economía colombiana, entre otras del mundo emergente. El peso colombiano ha venido en un proceso de depreciación con respecto al dólar de EE. UU., que es su principal referencia, desde mediados de 2018. De igual manera, distintas medidas de tipo de cambio real muestran una depreciación importante en este periodo. En este contexto, en la segunda parte del presente documento se hace un recuento de los determinantes y efectos de la depreciación, de acuerdo con la literatura económica. En la tercera se ilustra el proceso de depreciación reciente y se caracteriza, de acuerdo principalmente con sus determinantes externos y sus principales causas posibles. En la cuarta se hace una primera evaluación de los departamentos que podrían ganar participación en el Producto Interno Bruto (PIB) nominal y el ingreso nacional, de acuerdo con su estructura productiva y de ingresos. En la quinta se exponen las principales conclusiones.